martes, 1 de noviembre de 2016

De laicos


Respecto de la identidad y misión de los laicos resulta frecuente encontrarse con tópicos falsos o simplistas en exceso. Suele decirse que el Vaticano II fue "el concilio de los laicos"; que antes del Sínodo la Iglesia sólo se ocupaba de los clérigos y de los religiosos, pues los seglares eran casi una nada eclesial. Pero esto no es cierto.
En primer lugar porque el magisterio pontificio y episcopal se ocupó in extenso acerca de los laicos. Si se tratara de recopilar textos sólo con los publicados en los pontificados de Pío XI y Pío XII se podría editar un volumen (1).
Además del magisterio, la teología pre-conciliar (2) trató ampliamente acerca de los laicos: qué son, cómo diferenciarlos de otras personas que integran la Iglesia, cuál es su misión, su apostolado, etc. Y la teología lo hizo desde sus diversas ramas: dogmática, moral, espiritual, liturgia. La nota que caracteriza positivamente al laico en la teología del pre-concilio es la misma realidad de su presencia y acción en el mundo. Esto sería condensado en una fórmula de Pío XII, tomada del Martirologio de la Vigilia de Navidad: consecratio mundi (consagración del mundo) a partir de la cual correrían ríos de tinta. Como pequeñas muestras de esta elaboración teológica en nuestra bitácora publicamos partes de un estudio del p. Sauras sobre el sacerdocio laical y algunos capítulos de una obra del p. Sertillanges referidas a la espiritualidad de los laicos (parte material de la única espiritualidad cristiana). Agreguemos unas sugerentes palabras del teólogo Bernardo Monsegú acerca del núcleo de la cuestión:
“El seglar da testimonio de Cristo, de su pertenencia a la Iglesia y de su categoría de cristiano, quedándose en el mundo y ejerciendo la función eclesial que le corresponde dentro del organismo del Cuerpo Místico sin renunciar a las cosas del mundo. Considerado éste como creación de Dios, es bueno y santificable y no está necesariamente reñido con la santidad [...]
Sin renunciar a su libertad por el voto de obediencia, antes bien manteniendo su iniciativa personal; sin renunciar a la carne, antes bien otorgándole sus derechos en el estado legítimo del matrimonio; sin renunciar a las riquezas, antes bien usando de ellas y llevándolas a su máximo rendimiento; el seglar que quiere santificarse se afana por mantenerse unido a Cristo y llevar a perfección el ideal restaurador de Cristo, usando de todo en Cristo, según Cristo y para Cristo”. 
También el Derecho de la Iglesia reguló materias referidas a los laicos. En efecto, cabe recordar que el Código pío-benedictino de 1917 tenía un libro completo, el segundo, dedicado a las personas, dentro del cual su parte tercera regulaba sobre los laicos ("De laicis"), a lo que se deben agregar otras normas dispersas en el Código. Y por supuesto los canonistas pre-conciliares se ocuparon ampliamente del tema. 
Decía San Francisco de Sales, en una carta dirigida a una laica disconforme con su condición: "Hay que amar lo que Dios ama: Él ama nuestra vocación, amémosla nosotros también sin entretenernos en pensar en la de los demás; cumplamos con nuestro deber; llevar cada uno su cruz no es demasiado". Como no se puede amar lo que no se conoce, vamos a publicar algunas entradas sobre temas de espiritualidad relacionados con el estado laical (3). 





_______
(1) Algunos de los documentos más relevantes de Pío XI: Discurso a la Acción Católica de Roma, 09.03.1924; Discurso a la Federación universitaria católica italiana, 08.09.1924; Carta a los Obispos de Méjico, 02.02.1926; Discurso a la Federación italiana de los hombres católicos, 30. I 0.1926. Carta al Card. Van Roev, 15.08.1928; Carta al Card. Bertram, 13.11.1928; Carta al Card. Segura, 06.11.1929; Carta al episcopado argentino, 04.12.1930; Discurso a los peregrinos de Méjico, 02.06.1931; Carta al Patriarca de Lisboa, 10.11.1933; Carta al Card. Schuster, 28.08.1934; Carta al episcopado de Brasil,  27.10.1935. Entre los documentos más significativos de Pío XII: Card. Pacelli, Carta al Card. Hlond. 10.04.1929: Id., Carta al Presidente de la Acción Católica italiana, 30.03.1930; Pío XII, Summi Pontificatus, Enc., 20.10.1939.; Id., Mensaje al Congreso nacional de la A.C., 1950; Id., Discurso a la A.C. (03.05.1951): Idem, Evangelii Praecones, Enc., 02.06.1951; Idem. Discurso al Congreso del Apostolado de los laicos, (14.10.1951); Idem, Discurso a los participantes en el II Congreso mundial para el apostolado de los seglares, (05.10.1957).
(2) Por todos, baste citar aquí las XIII SEMANAS ESPAÑOLAS DE TEOLOGÍA (14-19 de septiembre de 1953), en especial el trabajo introductorio del del Dr. Avelino Esteban Romero (aquí) sobre el estado de la cuestión y el suplemento bibliográfico del apartado VI.
(3) El término laico ha sido usado por estudiosos pre-conciliares de relieve (Dabin, Sabater, Alonso Lobo). Para un católico tradicional, no ofrece dificultades: fue empleado por el magisterio pre-conciliar, el CIC de 1917 y por notables teólogos y canonistas. En la actualidad, la Fraternidad San Pío X lo usa para designar a quienes integran su orden tercera (aquí).


1 comentario:

lefe hispano dijo...

Yo pensaba que estas cosas eran invento del Opus. Ahora veo que no. Y me reconforta saberlo. Enhorabuena por la entrada.