jueves, 26 de julio de 2012

Cae otro fundador movimientista


Trascribimos el comunicado del Comisario Pontificio encargado de investigar los abusos cometidos por los co-fundadores de la Comunidad Misionera de Villaregia. Estos casos de "fundadores" abusivos son ciertamente lamentables, pero al mismo tiempo reconforta saber que a instancias del Santo Padre se toman algunas medidas que son de justicia respecto de las víctimas y de la Iglesia toda. A pesar de las resistencias, Benedicto XVI ha dado pasos significativos en la tarea de poner orden en el caótico movimientismo post-conciliar. Recibir denuncias, escuchar a las víctimas, investigar rigurosamente, reparar el daño causado y tomar medidas de prevención, es la hoja de ruta que ha trazado Benedicto XVI y que esperamos pueda seguirse de ahora en más.

El día 22 de mayo de 2012, el Pontificio Consejo para los Laicos, después de una profunda investigación, ha decretado la remoción del cargo de presidentes de los fundadores de la Comunidad Misionera de Villaregia, padre Luigi Prandin y Maria Luigia Corona, y ha dispuesto su dimisión como miembros de la Asociación, con la obligación de no residir en el futuro en ninguna casa de la misma.  La medida se ha tomado después de numerosas denuncias firmadas, llegadas al Pontificio consejo para los laicos, con respecto a graves comportamientos perpetrados en el pasado por parte de padre Luigi Prandin en relación a algunas misioneras mayores de edad. Tal acción disciplinaria afecta también a la fundadora, Maria Luigia Corona, porque, aun teniendo conocimiento de los hechos, ha cubierto y mentido.  El Dicasterio, con su intervención, ha querido cumplir un deber de justicia y dar una respuesta fiel a las repetidas exhortaciones del Santo Padre Benedicto XVI, que pide establecer la verdad de lo que ha sucedido en el pasado, prestando al mismo tiempo una atención particular a las víctimas y tomando todas las medidas aptas para evitar que se repita en el futuro (Cf. Discurso a los Obispos de Irlanda, 28 de octubre de 2006).  

Al alejamiento definitivo de los fundadores ha seguido el nombramiento de un Comisario Pontificio en la persona de padre Amedeo Cencini, religioso canosiano, que guiará a la CMV en la fase de restructuración y sanación solicitada por la Santa Sede. El Comisario, que en espíritu de obediencia a la Iglesia, ha asumido el gravoso encargo, será coadyuvado por cuatro consejeros nombrados por él, elegidos entre los mismos miembros de la Comunidad.  La medida de la Iglesia es grave, pero además de ponerse en la línea de la verdad, con el valor y el sufrimiento que esto comporta, es y quiere ser también un acto de gran confianza y estima hacia la comunidad de Villaregia y hacia las personas, misioneras, misioneros, parejas de casados y todos aquellos voluntarios que, en gran número y de diversos modos, han colaborado en estos años por el ideal misionero.

La comunidad misionera pide perdón por todo esto y por el desconcierto que podría provocar en muchas personas; ella misma está profundamente adolorida. Al mismo tiempo pide respeto por su sufrimiento, mientras, siendo consciente de su propia fragilidad, reafirma su voluntad de continuar sirviendo al Señor  y anunciando el Reino de Dios.  El Pontificio Consejo para los Laicos, en este tiempo, mientras reconoce plenamente la validez del carisma de la Comunidad Misionera de Villaregia, alienta a sus miembros a vivir en espíritu de fe y de filial obediencia a la Iglesia este doloroso momento y a proseguir con entrega su acción misionera y evangelizadora. Tal invitación se extiende también a los miembros asociados que, a varios niveles, colaboran con la Asociación según sus fines.  Comisario pontificio

Padre Amedeo Cencini y Consejo de Presidencia 

1 comentario:

Miles Dei dijo...

Para Benedicto XVI los nuevos movimientos son el signo de credibilidad de la Iglesia ante el mundo moderno. Ahora debe ver como desaparece "la virtus Ecclesiae" y la implosión de la supernova comienza a vislumbrarse en el horizonte. Triste final de conciencia para su pontificado.